La demencia es una enfermedad cerebral caracterizada por la pérdida de habilidades cognitivas hasta incapacitar al individuo para valerse por sí mismo.
La demencia es el deterioro de las funciones cognitivas causado por lesiones cerebrales. Se adquiere, en general, de forma progresiva hasta quedar el sujeto incapacitado para el normal funcionamiento de la vida social o laboral y, en casos extremos, hasta llegar a perder la autonomía para las actividades básicas de la vida diaria. La demencia tiene varios rasgos que conviene explicar con más detalle:
Las alteraciones cognitivas no son un simple episodio de confusión mental que dure uno o varios días. Esto también puede ocurrir, pero sobre todo la demencia es un estado mental de apariencia estable, si se observa al paciente durante un período de semanas o meses. Si se observa una demencia a más largo plazo, se suele apreciar el avance de la pérdida cognitiva. Esta progresión a lo largo del tiempo es lo que quiere expresar el término deterioro cognitivo, aunque como más se emplea es para describir el estadio clínico previo a la demencia. Hay excepciones a esta regla: en algunos casos, el declive sigue un inusual curso rápido mientras que en otros ocurre lo contrario, se instala el déficit tras una lesión cerebral aguda (vascular, traumática o infecciosa generalmente) y, así, permanece prolongadamente.
La pérdida cognitiva ocurre en sujetos que previamente poseyeron funciones cognitivas normales. No se trata de sujetos que desde la niñez tuvieron problemas para desarrollar facultades mentales plenas.
El término demencia señala una determinada situación clínica de pérdida de funciones cognitivas, lo que se llama un síndrome (conjunto de síntomas y signos), pero no aclara la causa responsable.
La demencia siempre se debe a lesiones cerebrales. Entre las múltiples causas están:
a) Neurodegenerativas (por atrofia cerebral, como en la enfermedad de Alzheimer.
b) Vasculares (infartos o áreas de tejido cerebral privados de riego sanguíneo por oclusión de vasos y hemorragias cerebrales por sangrado tras ruptura y extravasación).
c) Infecciones cerebrales, por bacterias como en la sífilis (tardía), virus como en la inmunodeficiencia humana (VIH) y otros microbios y parásitos.
d) Traumatismos repetidos (como la demencia de los púgiles que han sufrido muchos golpes en el ring).
e) Tóxicas y carenciales (de las que el alcoholismo ha sido la más estudiada, aunque hay otras).
A medida que la demencia progresa, se pierden escalonadamente habilidades cognitivas. Primero se pierden capacidades necesarias para realizar actividades complejas, como son las laborales y aquellas otras que requieren trato social. Después se pierden las actividades instrumentales, como conducir o comprar acertadamente y, finalmente, las actividades básicas de la vida diaria (autonomía para asearse, bañarse, vestirse, desplazarse y comer). Puede llegar a perderse el lenguaje sencillo de comunicación verbal con los familiares.
La discapacidad se clasifica en grados, según se pierdan todas o algunas capacidades. El paciente tiene el mayor grado de dependencia cuando no puede manejarse por sí mismo dentro del propio domicilio y necesita ayuda para todo. También hay situaciones sociales desfavorables que agravan la discapacidad, como una vivienda sin ascensor.
Cada persona con discapacidad necesita una ayuda personalizada: aquella que mejor sirva para atenderla según su situación física y mental, núcleo familiar de apoyo y momento de su vida.
Los pacientes con demencia presentan con frecuencia trastornos neuropsiquiátricos: del núcleo afectivo (ansiedad, depresión), de la personalidad (cambios en la manera de ser, ideas delirantes), de la conducta (alteraciones en la forma de comportarse, incluso agitación), así como trastornos del ritmo del sueño (insomnio nocturno).
La Sociedad Americana de Psiquiatría, en el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales, 5a edición (DSM-5), publicado en 2013, recomendaba la supresión del término demencia, que en sentido estricto significa privación de las funciones de la mente, por considerarlo peyorativo y poco útil para proponer en su lugar el de trastorno neurocognitivo mayor, clasificándolo en grados: leve, moderado y avanzado. Trastorno es un término que se utiliza mucho en psiquiatría y equivale a síndrome. En cuanto a la recomendación va a ser difícil que se sustituya la palabra demencia, que todavía se utiliza mucho en los medios profesionales.
Para más información, puede adquirir Alzheimer. Guía práctica para conocer, comprender y convivir con la enfermedad a través de este enlace: https://www.elalzheimer.com/el-libro/