El conocimiento actual sugiere que la intervención para detener la evolución de la enfermedad pasa por la realización de un diagnóstico temprano, si es posible en fases presintomáticas. En estas condiciones es preciso la realización de un tratamiento dirigido a varios niveles y de modo simultáneo, prestando mayor atención a los aspectos preventivos.
Los tratamientos aprobados actualmente siguen siendo cuatro fármacos. Tres de ellos, donepecilo, rivastigmina y galantamina, actúan sobre la inhibición de las enzimas responsables de la degradación de la acetilcolina, que es uno de los diferentes neurotransmisores que se ven afectados en la enfermedad de Alzheimer. Estos tres fármacos se utilizan de forma rutinaria en las fases sintomáticas de la enfermedad, tanto en las leves como en las moderadas. El otro fármaco, la memantina, un antagonista de los receptores del N-metil-D-aspartato (NMDA), solo ha sido aprobado para el tratamiento en las fases moderadas o graves.